Roberto Aliaga
Narra la historia de una
tortuga y los rituales que realiza y visitas que recibe antes de ir a dormir (una
alondra, una marmota, una araña y un león). Cada huésped que la tortuga recibe,
le entrega un presente, menos el león, quien no tiene nada que regalarle y es
entonces cuando la protagonista del cuento le pide un silencio largo para poder descansar. De este hecho se puede
extraer el concepto de <<materialismo>> y además, muestra al sector
infantil (y también al adulto) que existen regalos que no necesariamente se ha
de comprar y que, con toda seguridad, poseen un mayor valor emocional y
utilidad, como en este caso; promoviendo y educando así en uno de los temas
transversales en la enseñanza infantil: educación para el consumo responsable.
En cuanto a las ilustraciones, que vienen de la mano de Alessandra Cimatoribus, son muy descriptivas y ayudan al lector a seguir la historia, haciendo de la obra un buen recurso con el que trabajar, no sólo en el aula sino también en el hogar familiar, los hábitos a realizar cada noche antes de dormir de una forma lúdica e interesante para los niños.
Ilustraciones de Alessandra Cimatoribus
Madrid: OQOEditora
Madrid: OQOEditora
Con rimas y onomatopeyas, el
autor, Roberto Aliaga, confecciona este cuento que lleva por título La tortuga que quería dormir, y que es
publicado en 2011 por OQOEditora.
Esta obra es un claro ejemplo de
los denominados cuentos acumulativos es
decir, parte de un personaje o acción inicial al que, progresivamente, se le
van añadiendo elementos que, encadenados, conformarán el cuento.
Este tipo de cuentos, a través de
una narración simple y de la repetición de actuaciones, frases escenas, etc.,
permiten al niño adquirir conocimientos de forma clara y eficaz, puesto que se
dan informaciones muy cortas y en varias ocasiones, favoreciendo la
memorización de las mismas. A esto, hay que añadir que, en la mayoría de las
obras, los protagonistas suelen ser animales u objetos personificados, haciendo
que los más pequeños muestren mayor interés por la narración.
La trama de La tortuga que quería dormir es sencilla, con apariciones de varios
personajes y acciones que intrigan, desde el principio, al lector más pequeño.

La secuenciación de las escenas y
los números ordinales, así como la relajación, la escucha activa y la expresión
corporal y oral (a través de la escenificación del cuento y la repetición de
onomatopeyas y frases) son otros de los posibles aspectos a educar con este
cuento.
En cuanto a las ilustraciones, que vienen de la mano de Alessandra Cimatoribus, son muy descriptivas y ayudan al lector a seguir la historia, haciendo de la obra un buen recurso con el que trabajar, no sólo en el aula sino también en el hogar familiar, los hábitos a realizar cada noche antes de dormir de una forma lúdica e interesante para los niños.