
1. Nunca toques a un niño a menos que seas invitado por él
(de una forma u otra).
2. Nunca hables mal de un niño, ni
en su presencia ni en su ausencia.
3. Concéntrate en fortalecer y ayudar al desarrollo de lo que es bueno en un niño, de tal manera que su presencia puede dejar cada vez menos espacio para lo malo.
4. Participa activamente en la preparación del ambiente: ten un cuidado meticuloso y constante para ayudar a los niños a establecer relaciones constructivas con el ambiente. Muestra a los niños el lugar de cada cosa, y demuestra el uso de los materiales.

5. Está siempre preparado para responder a la llamada de un niño que necesite tu ayuda. Escucha y responde a sus llamados.
6. Respeta a los niños cuando cometen errores. Tan pronto como sea posible, permíteles descubrir sus errores y corregirlos por sí mismos. Detén con firmeza cualquier mal uso del ambiente y cualquier acción que ponga en peligro a un niño, a su desarrollo, o a los demás.
7. Respeta al niño que toma un descanso, observa a los demás o reflexiona sobre lo que ha hecho o hará. No lo llames ni lo obligues a otras formas de actividad.
8. Ayuda a los que están buscando una actividad pero no la encuentran.
9. No te canses de repetir las presentaciones al niño que las ha negado anteriormente, ni en ayudar al niño a adquirir lo que aún no es suyo y superar sus imperfecciones. Haz que el niño que busca sienta tu inmediata presencia y escóndete del niño que ha encontrado.
10. Siempre trata al niño con la mejor de las buenas maneras y ofrécele lo mejor que tienes tú mismo a su disposición.