
Hablamos de un cuento de hadas de transmisión oral, difundido por gran parte de Europa y que posteriormente se ha plasmado en diferentes escritos; titulado así por el hecho de que la protagonista lleva puesta siempre una caperuza de color rojo. El relato marca un claro contraste entre el poblado seguro, y el bosque peligroso; una contraposición habitual en el mundo medieval. Charles Perrault fue el primero que recogió esta historia y la incluyó en un volumen de cuentos para niños, en el que destacaba sobre los otros por ser, más que un cuento, una leyenda bastante cruel, destinada a prevenir a las niñas de encuentros con desconocidos, y cuyo ámbito territorial no iba más allá de la región del Loira, la mitad norte de los Alpes y el Tirol.


Los hermanos Grimm escribieron una versión más inocente, y con menos elementos eróticos que las publicadas anteriormente. Además añadieron un final feliz para la historia, tal y como solían tener los cuentos de la época. Propusieron un final alternativo, en el que un momento antes de que el lobo se coma a Caperucita, ella grita y un leñador que estaba cerca, rescata a la niña, mata al lobo, le abre la panza y saca a la abuelita, milagrosamente viva.
Para llevarlo a cabo en el aula, podemos realizar diversas actividades, desde la lectura del cuento entre todos en el aula, colorear dibujos de Caperucita, hacer marionetas... hasta desarrollar un pequeño teatrillo. Os dejo mi ejemplo de marionetas que realicé con fieltro para dramatizar el cuento.