Como ya
hemos señalado en alguna entrada anterior, el color y el círculo cromático está
muy presente en las denominadas “Pedagogías Alternativas”. Disponer de material
colorido ayuda a estimular los sentidos del niño pero en ocasiones, están
elaborados con madera y su coste puede parecernos un poco elevado.
Hoy os
voy a hablar de los cuencos Arco Iris utilizados esencialmente en la pedagogía
Waldorf y cómo podéis crearlos vosotros mismos con un material más asequible:
el fieltro.
Johann
Wolfgang von Goethe, científico alemán
(entre otras cosas) y movido por el Romanticismo, escribió la obra titulada
“Teoría de los colores”. En ella explica cómo creó un triángulo con los tres
colores primarios que hoy día conocemos: rojo, amarillo y azul, y trazó un
diagrama con el que relacionó coda color con un estado emocional.
En esta
forma geométrica encontramos en los colores primarios en sus vértices y el
resto del triángulo está compuesto por más formas triangulares pequeñas que
representan la mezcla de unos con otros.
Cuando el ojo
ve un color se excita inmediatamente, y ésta es su naturaleza, espontánea y de
necesidad, producir otra en la que el color original comprende la escala
cromática entera. Un único color excita, mediante una sensación específica, la
tendencia a la universalidad. En esto reside la ley fundamental de toda armonía
de los colores...
Goethe, Teoría de los colores, p. 317
Los griegos personificaron al Arco Iris con la diosa Iris,
que era la mensajera de los dioses y que descendía siempre con sus alas
multicolores.
Y Waldorf, por el enorme atractivo que supone y por todas
las posibilidades educativas que podemos encontrar en este fenómeno luminoso,
lo adoptó para la creación de material que potencie el juego heurístico o la libre
experimentación de los más pequeños con lo que les rodea.
Los cuencos de madera están formados por 6 recipientes cada
uno de un color y normalmente contienen alguna pieza de madera del mismo color
e incluso una pinza para que los niños trabajen este gesto.
¿Qué estimulamos y potenciamos en los niños con este
material?
- La libre experimentación.
- La curiosidad por el medio que les rodea.
- La imaginación y concentración.
- La discriminación visual.
- Las habilidades manuales.
- El juego simbólico.
- La iniciación en el juego por asociación.
- La coordinación óculo-manual.
- La estimulación del tacto y la vista.
- El orden.
- La diferenciación de los colores.
- El gusto y disfrute por el juego heurístico.
- Las clasificaciones y agrupaciones.
- Conceptos opuestos como dentro-fuera, lleno-vació, muchos-pocos…
Cómo crear tus propios cuencos
La elaboración de este material se compone de algunos pasos
más complejos pero os explicaré todo y os dejaré las plantillas necesarias.
- Láminas de fieltro de colores del Arco Iris
- Tijeras
- Hilo de colores y aguja
- Pistola de silicona
- Lápiz
- Plantillas para recortar (podéis descargarlas aquí)
Una vez disponemos de todo lo necesario, comenzamos a
preparar nuestros cuencos:
- Recortar la plantilla del octaedro y marcar la silueta en las láminas de fieltro
- Señalar desde cada vértice la misma altura a la que vamos a realizar el corte (yo lo he hecho a los 4cm).
- Recortar la forma geométrica y hacer los cortes hasta la altura señalada desde el exterior hasta el interior.
- Coser cada esquina que resulta tras realizar los cortes con la adyacente para darle una forma más cóncava. Este paso, para hacerlo más fácil y rápido podéis llevarlo a cabo colocando un poco de silicona en las esquinitas del cuenco y presionar hasta que se adhieran.
- Ya tenemos nuestro primer cuenco. Ahora toca hacerlo con el resto de los colores.
Nota: en lugar de hacer seis cuencos, yo he elaborado siete,
que son los colores que forman el Arco Iris. Así podemos trabajar más cosas con
ellos.
Como paso final, con el fieltro sobrante, podéis realizar
piezas con diferentes formas para utilizarlas en el juego de asociación y
trabajar así todas las habilidades que a continuación os describo.
¿Qué podemos hacer con los cuencos de colores?
Son muchas las actividades y juegos que podemos llevar a cabo con estos recipientes basados en los colores del Arco Iris. A continuación, os propongo algunas ideas que espero que os sirvan de inspiración.
- Libre experimentación: dejamos que el niño pueda manipular el material de forma libre y espontánea para favorecer así su imaginación y potenciar su curiosidad.
- Llenar y vaciar: podemos colocar en ellos elementos compuestos del mismo color que el cuenco y después sacarlos. Una buena idea es mezclar todos los objetos y que el niño decida dónde creen que han de colocarse, lo que nos ayudará a iniciarles en el juego por asociación.
- Traspaso de objetos: el traspaso de objetos de un cuenco a otro nos permitirá estimular las habilidades y destrezas óculo-manuales de los niños. A edades tempranas pueden utilizar las manitas y un poco más adelante, pueden usar unas pinzas e incluso una cuchara
- Clasificar los objetos: ordenar los objetos de cada color en los cuencos adecuados con la finalidad de trabajar no sólo el sentido del tacto, sino también el de la vista y la percepción y discriminación de los diferentes colores.