Las piezas sueltas se han convertido en uno de mis materiales favoritos y también del peque, ya que nos ofrecen miles de posibilidades.
Podemos decir que estas piezas son un material no estructurado y, que sin llegar a ser un juguete como tal, gracias a la imaginación podemos representar con ellas toda clase juego.
Son elementos muy básicos (como tapones, pinzas, canicas, piedras, palos, hojas...) con las que, a partir de ellas, seremos capaz de crear coches, muñecos, casas, animales...
Con ellas ofrecemos al niño la posibilidad de desarrollar un juego limpio de guías y lejos de estar estructurado y marcado. Además de desarrollar su imaginación, les relaja y aporta calma, así como les ayuda a ciertas habilidades que muchos otros juguetes no consiguen alcanzar.
Nosotros tenemos varios tipos de piezas sueltas y estas son algunas de ellas.
Tenemos unas lágrimas de diferentes colores y un cesto repleto de piezas en color madera (anillas, esferas, conos, dados, bolas, carretes...). Con ellas dejamos volar la imaginación y construimos caminos para nuestros coches, circuitos, una ciudad, mandalas... Las podemos clasificar, agrupar por tamaño, descubrir nuevas formas y texturas y lo mejor de todo, pasar un ratito de juego libre muy enriquecedor.